No he visto justo desamparado

"Yo fui joven, y ya soy viejo, Y no he visto al justo desamparado, Ni a su descendencia mendigando pan." Salmo 37:25

Don laerthe vivía solo en aquella casa, tenía años así, nadie sabía su historia, se decía que fue un guerrillero, que será un hombre adinerado que se había retirado, lo cierto era que salía todos los días con su sombrero, paseaba cerca del mar y regresaba al medio día para recoger la comida en una de las cafeterías de la localidad, ellos se la obsequiaban, pues todos en la comunidad sabían que estaba solo, las señoras del barrio de encargaba de turnarse para la limpieza, y esa dinámica se mantuvo por años, hasta que aparecio un "familiar" y lo último que se supo que estaba en un asilo, en el cual pasaría sus últimos días.. Se resistio en su momento, ya que adoraba su libertad.. En un mes su  casa estaba remodelada y alquilada.. La condición humana.. Pero lo que siempre me llamó la atención, que mientras estuvo en buen errediano "a la buena de Dios" nunca le faltó nada, andaba por todo el barrio sin miedo a que le pasara nada, sus ropas siempre alguien le ayudaba a lavar y una vez que tuvo un poco de fiebre, el médico, que siempre hay uno en el barrio, le dio los primeros auxilios.. Es que no hay que tener miedo a los vaivenes de la vida, porque bien lo dice la divinidad : No habrá justo desamparado, Ni simiente que bendigue pan, porque todo aquel que vivió bajo los preceptos de sus enseñanzas, nunca le faltara nada, las obras de bien que hacemos, es una cuenta bancaria que va sumando y ganando intereses, que luego se nos devuelven en grandes bendiciones. Así que hagamos lo mejor siempre donde nos toque fluir y sin miedo tire para alante, que escrito está, Dios no nos dejará en ninguna situación que se nos presente, confíe y haga el bien siempre. 

"Todo tiempo tiene misericordia y presta,y su descendencia es para bendición." Salmo 26

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